domingo, 13 de marzo de 2011

CU4RTO

Miré la hora y eran las 6 de la mañana. Algo de frío, varios temas de fondo, y al colchón. Cuatro vueltas antes de dormir. Entré caminando a un cuarto donde había una mina. Tremenda, rubia, pelo ondulado, ojos celestes, vestida de negro tarareando Going to California. Parecía la hija de Robert Plant. Me la crucé toda la noche, y hasta llegamos a chocar los ojos varias veces. Pero soy tan cagón. Me bajé 4 copones de cerveza, la mina sigue ahí. Voy.
-          Necesito tu nombre –dije-.
-          Roberta
-          ¡Sabía!
-          ¿Qué cosa?
-          ¡Tu nombre!... Vos sos la hija de Robert Plant
Obviamente no respondió y partió para otro lado, arrogante como toda inglesa, esclava de su exuberancia y partidaria de su nobleza heredada, quedé estupefacto ante la belleza de esa mujer y mucho más luego de las 5 palabras que cruzamos. Abrí los ojos y eran las 12 del mediodía, un sueño que te despoja de lo ridículo es un sueño que vale la pena ser soñado. Decidí levantarme, vestirme, pero quedarme en mi cuarto, la música seguía sonando. Contemple en silencio el espacio que me pertenece, mire el techo, las paredes manchadas, los discos y películas en la repisa, mi palo de agua moribundo, los cables tras el cpu, apuntes, cuadros, espejo, ropero, zapatillas, revistas y fotos… contemplé cada ruido entrante de la calle, mi balcón con tierra, el piso haciendo juego, mi cama ruidosa y la lámpara apagada. La hija de Plant no estaba más acá, cerré los ojos otra vez y me forcé a dormir, me di cuenta que en la ridiculez de un sueño tengo con quien hablar y la ilusión se mantiene intacta. Perseguí a esa mujer entre cuartos imaginados en plena consciencia, hasta que finalmente palmé y la vi entre flores al lado de un río. Lloraba hipnotizada, me dijo que los peces flotando, muertos le hicieron recordar que todo lo vivo nació para morir, “Digna de tu viejo” pensé, la abracé y me la llevé a casa costeando el río. Mi cuarto volvió a reír. Ya dentro, fumó, miró en silencio el techo del cuarto, las paredes manchadas, los discos y películas de la repisa, el palo de agua moribundo y volvió a lagrimear, le señalé los cables del cpu para que no se estancara en la muerte otra vez, los miró, luego los apuntes, cuadros, espejo, ropero, zapatillas, revistas y fotos… contempló cada ruido entrante de la calle, mi balcón con tierra, el piso haciendo juego, mi cama ruidosa y la lámpara apagada. La hija de Plant estaba acá, pero se acostó a mi lado, cerró los ojos y se forzó a dormir, “me gusta estar acá, pero hoy no quiero” me dijo, se dio cuenta que en la ridiculez de un sueño tenía con quien hablar y la ilusión se le caía a pedazos. Se escapó con los ojos cerrados en plena consciencia, hasta que finalmente palmó y se escabulló entre las flores al lado del río. Abrí los ojos, eran las 7 de la tarde de un domingo. Vestido, contemplé en silencio mi cuarto, la música había parado. Me tomé un café y me fui. Que ridículo.

1 comentario:

  1. Justo hoy me propuse soñar con el hijo de Jimmy Page, que se acerca, morocho de ojos verdes, vestido con galera, capa y bastón, teñido y constituido por años de tradición celta, con abuelas banshees y abuelos lobos, y cultivando su magia en mi; y si él fuera mi fausto, yo sería su margarita, y dejaría morir a sus pies, mil de mis hermanos, y lo ridículo entonces, sería despertar..
    Quien va a soñar con la hija de John Paul, o con el hijo de John Bonham?
    Saludos terrunos..

    ResponderEliminar

Entradas populares