viernes, 18 de marzo de 2011

7 PAsos aL Medio-Ocre...

 LOS HOMBRES SIN PERSONALIDAD

Individualmente considerada, la mediocridad podrá definirse como una ausencia de características personales que permitan distinguir al individuo en su sociedad. Ésta ofrece a todos un mismo fardo de rutinas, prejuicios y domesticidades; basta reunir cien hombres para que ellos coincidan en lo impersonal: "Juntad mil genios en un Concilio y tendréis el alma de un mediocre". Esas palabras denuncian lo que en cada hombre no pertenece a él mismo y que, al sumarse muchos, se revela por el bajo nivel de las opiniones colectivas.
Muchos nacen; pocos viven. Los hombres sin personalidad son innumerables y vegetan moldeados por el medio, como cera fundida en el cuño social. Su moralidad de catecismo y su inteligencia cuadriculada los constriñen a una perpetua disciplina del pensar y de la conducta; su existencia es negativa como unidades sociales.

El hombre de fino carácter es capaz de mostrar encrespamientos sublimes, como el océano; en los temperamentos domesticados todo parece quieta superficie, como en las ciénagas...

JOSÉ INGENIEROS.

Gracias a Sergio López por su paso para nada mediocre...


A Ingenieros es importante leerlo porque tiene cosas muy actuales como las que plantea en el "Hombre Mediocre";  pero sobre todo, para comprender el itinerario del Marxismo Argentino y Latinoamericano. El libro de Néstor Kohan, de "Ingenieros al Che", abre tranqueras para cabalgar por ese viaje. De paso cañazo una brevisima doxeada de hace unos añitos del autor, sobre el filòsofo K de moda...No todo lo que brilla K es Kirchnerismo. (Risas de Kafka)


El humanismo del Che Guevara (Nèstor Kohan)  

(A propósito de José Pablo Feinmann y el "terrorismo" del Che Guevara)  
Leemos en el artículo "El Che y las torres gemelas" [8/10/2002] de J.P.Feinmann: "En 
algunos pasajes el Che pareciera acercarse al fundamentalismo terrorista que anima
al errático Bin Laden y también a su archienemigo, el texano George Bush. El lenguaje 
de Bush es el del odio y el de la venganza, que es devolver la muerte con la muerte. El 
lenguaje del terrorismo es semejante. La racionalidad no queda atrapada en el medio, 
queda aniquilada.
Quizás un adolescente desinformado e ingenuo, después de mirar la CNN, 
pueda haber asociado la calificación de "terrorista" con el Che Guevara –con su teoría, 
con su práctica-. Feinmann no es un adolescente. No está desinformado. 
Lamentablemente tampoco es ingenuo. 
Seguramente conoce que el Che resumió su apuesta HUMANISTA por el 
socialismo del siguiente modo: "Déjeme decirle, a riesgo de parecer ridículo, que el 
revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es
imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad". Esto lo planteó en su 
trabajo más importante "El socialismo y el hombre en Cuba" (Página 12 lo publicó). 
Podríamos apelar a sus lecturas de El Capital, de los Manuscritos de 1844 o cualquier 
otro de sus escritos teóricos, pero no es ésta la oportunidad.  
¿Tiene entonces sentido recortar una frase aislada, sacada del contexto, y 
hacer luego con ella malabarismos "filosóficos" o políticos?  
No es la primera vez que Feinmann hace estas "trampitas" (en la Academia, a 
eso se le llama "mala fe", también tiene otros nombres). Siempre contra el mismo flanco.  
Antes, en La sangre derramada (1998), y todavía más atrás, en la revista 
Envido (primeros '70) o en Filosofía y nación (1982 y 1996), Feinmann había 
atropellado contra el fantasma de la izquierda que adoptó al Che y al marxismo como su 
guía. En este último libro llega incluso al exabrupto de incluir a Marx entre... ¡los 
defensores del Imperio británico!  
No es tampoco la primera vez que Feinmann pretende provocar al lector 
utilizando la figura del Che. En La sangre derramada reconoció que "Es muy difícil 
«meterse» con el Che". Sin embargo no tuvo ningún empacho en llamarlo..."Superman 
con kryptonita en los pulmones", "Jesucristo superstar" e incluso "Principito de la
izquierda". Como no podía ser de otro modo, también lo calificó de "voluntarista", " 
implacable jacobino", "extremista" y otros previsibles lugares comunes. Pero ni eso le 
alcanzó. Como un juez, Feinmann dictó sentencia, preguntándose: "¿Quién puede no 
pensar que Ernesto Guevara es uno de los grandes responsables (sic) de las 
masacres de nuestro continente?".  
No está mal provocar si con eso se pretende remover la pereza mental, 
introducir un pensamiento inédito o un nuevo tipo de preguntas. No es el caso de 
Feinmann. En sus escritos encontramos invariablemente lo mismo: el repetido intento de 
conjurar "filosóficamente" a las corrientes políticas radicales de las que el Che es
máximo exponente. En los '70, con citas de José María Rosa y Fermín Chávez; en los 
'90 de la mano de Gianni Vattimo y ahora con la jerga de Toni Negri. Siempre a la moda, 
siempre con la ola del momento.  
Si quiere continuar esa cruzada, está en todo su derecho. Pero sospechamos
que no es por ese rumbo donde se encontrará el camino para terminar con la 
explotación y la enajenación de nuestros pueblos, creando una sociedad nueva, más 
justa, más digna, más racional.  


(Agregado de Yoni Kash mientras hacìa un recreo de su jornada de 24 horas de estudio en la escuela de cuadros de Gregorio Samsa).
                                                                                                                                                
                                                                                                                                                              



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