jueves, 21 de julio de 2011

Recuerda cuando eras joven...

...brillabas como el sol.
Con mi reflejo invertido, sentado sobre un colchón sucio, siento que no me queda otra que suspirar y regañar mi pálida presencia ante el espejo. Mi abuelo una vez dedico unos versos a su propia imagen y calculó poéticamente la cantidad de pelos blancos, grises y tristes que le quedaban en la cabeza. Mi abuelo era un visionario, yo también los tengo. Me resisto a aceptar que todos envejecemos y que las canas son parte de la vida que se desinfla.
Brillar como el sol. En la degrades de mi carne, la caída de mi voz y la llegada del silencio, las pausas y el cansancio continuo. ¿Existe otra forma de brillar que no sea en la juventud que me abandonó? Este viejo diamante, preso en la brisa de acero, mantiene intacta su memoria y en ella la facilidad de vivir en la imaginación, brillar como el sol en mi aura interna es sonreír sin mover los labios ni mostrar los dientes que ya no tengo.
Lamento ser viejo y extraño la juventud donde todo se podía, donde pensaba en el pasado que no viví.
Brillaba como el sol, con la luz que me regalaban y encontraba. Mi opaca estructura es un reloj de arena con suspiro en lugar de pulso. No quiero ser viejo. Frente al espejo lamento mi condición y escapo a la rendición. “Invertido el tiempo, se cruza en sueños” decía el Nono cuando brillábamos como el sol. El Nono era joven y lo llamábamos así. La contrariedad asume hasta la razón en estos días, mi pálida luna es la llama que me sigue y el recuerdo de su Némesis, el sol, brillará en el recuerdo de mis ojos que una vez supieron ver.







                                                                                                                                                Marqueli






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