sábado, 2 de julio de 2011

El FlAutistA de Acido

Una bicicleta, una capa roja y negra, un gran ratón, hombres hechos con panes de Jengibre, melodías diamantinas, la desaparición Yoica, es harto sabido que en el departamento de SB hasta por la canilla circulaban Ele, Ese y Dé: las tres marías parpadeàndo, la sonrisa de adentro eterna, la sensibilidad extrema, el goce de la libertad del quiero! contra el León fatigado en el desierto del debo. Tumbado en un Edredòn viendo todo sin que nadie pueda verlo. El Azul extremo, el hielo derrumbando al sol de un puntazo, el sonido que antecede al golpe. “The Ici Roger Waters Under”. The Piper at the gates of Dawn es un Higo Maduro antes de nacer. Un Breva que enamora a cualquier inquieto en busca de alguna experiencia de sonido (solamente de sonido?) mas allá y mas acá de la piel. La puerta de entrada a las pupilas relampagueantes de Floyd. Si algunos entramos a Floyd definitivamente por el Lado Oscuro de la Luna, ahora mirando con un cuartito de reojo y revolviéndonos al Flautista… puede que la cosa esté en que el lado oscuro (¿y casi todo lo demás?) se pudo componer organizando el caos y poniendo la genialidad creativa de la banda al servicio del Duelo que provocó la ausencia de Barrett. -Clink Caja de todas maneras también!- El gato tiene algo que no puedo explicar, tu eres una bruja Ginger, tu estás a la Izquierda, el está a la derecha. Se un gato de Barco.
El disco pega como un ácido, pareciera que el cosquilleo empieza igual y no es joda, y sin colar!. Matilda Madre, Edipa en Tripa, caminando por un arroyo en Zapatos de Madera. En las líneas del Garabato negro todo brilla, sólo lee, ¿porque el Padre abandona al hijo?  ES INVIERNO Y SE VIENE EL SOLSTICIO QUE TRAE EL CAMBIO. El trueno en el otro curso del cielo. Las tres marías a carcajadas limpias con el Gnomo, que espera su momento, cenando, tomado vino, encontrando lugares adonde ir. Grimble Gromble muta en espantapájaros, desarrapado, totalmente despreocupado, el Leòn se volvió niño, Zarathustra danza y se suma al fiestín de las tres marías. Barrett era eso. Un “niño dios” que mueve los peones en la inocencia del devenir, por eso nunca le calentó nada más que ser libre y así vivió, más allá y más acá de Floyd, por eso vuelve a remover la tierra cuando se le canta también. Crazy Diamond, ese es el sector. Ahí está, límpido, azul puro:  pupila amplia, en la cumbre, el espacio se ensancha, pasa del olvido al sonido, del sonido al olvido. Islotes de luz perseguidos por pàjaros sedientos de polvo y cuerdas de acero. Entrar a Floyd chupando este Higo Maduro es ir al origen mismo de la creación, al vientre cálido del que nunca debimos salir huyendo. La alborada que se avecinaba en la pluma de Barrett eran 40 años de inspiración poética, profunda, sensible, oscura, complicada, bella. Cual hamelin, este ¿errático? flautista guió con su Melodía a sus ratas a lo largo de 4 décadas de historia. Es que, con un solo álbum y algunas canciones más le bastó para volverse loco y entrar en el consciente creativo de Aguas y compañía para depositar en la cima las obras cumbres de la obra floydiana. En su honor, a su memoria, a su llama, a su lunaticidad…
Tus letras Roger son el legado del Zarathustra del Ele Ese Dé… long live Syd Barrett… y no te preocupes, siempre consideraremos que estás aunque en realidad no estés, nadie muere demasiado cuando juega con fuego en serio...  






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