Paso UNO
• La superficie siempre debe ser mas sólida de lo que uno supone.
• Debemos asegurarnos que al pisar no caigamos al infierno.
• Podemos probar la consistencia del piso arrojando algo o testeando con una vara, rama, palo o lo que sea, si se hunde, suelo blando, infierno posible (vale tocarse el corazón como prueba en el primer intento).
Paso DOS
• Una vez encontrada la superficie, caminar sobre ella, dando pasos firmes.
• Correr.
• Saltar.
• Ya cansados de ejercitarnos, quedarse parados y esperar las desdichas del tiempo. De esta forma, el suelo se va gastando con los años hasta colapsar. Igual que el corazón.
Paso TRES
• Justificando las desdichas del tiempo y dependiendo de la experiencia adquirida, podemos preguntarnos sobre nuestro presente y que hacer con lo que queda de él.
• Allí es aconsejable remover el polvo de etapas anteriores y conjugarlos para armar un bosquejo del presente que queremos.
• Armado el HOY, encaramos lo que queda.
• Elegimos la adasa deseada: seguimos igual que antes o mejoramos un toque. Total el corazón se gasta igual. Demasiado esfuerzo perjudica la salud, la nulidad también.
• Podríamos concluir que el principio es igual al final: Necesitamos una vara.
Una adasa es la visión que uno quiere o necesita ponerle a la vida que atraviesa. Es decir, cada uno elige su presente y de esa forma se orienta al futuro proyectando objetivos elaborados de experiencias propias, ajenas, lastimosas, hirientes y tristes. Una adasa surge del duelo, y su futuro es dependiente de su dueño.
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