lunes, 31 de diciembre de 2018

Yo, el nórdico.


En el centro del descampado, me muevo tranquilo. Poseo la agudeza exacta para prevenir mis peligros.
                Ég stend hér með eigin nafni.

Cada paso es firme como el puño que envuelve al hacha.
                Med sprekker, et hjerte som fortsetter å slå i årtusener.

Y el sol cayendo hace que mi cansancio se transforme en luz.
                Mina slutna ögon lyser upp mina vener.

Recorro las montañas del frío
                Sitter her, og nu. I denne sølvjord

Como mis almas antiguas supieron hacerlo; el recuerdo de mis días allí.
                Aina.
Soy un lobo en la nieve, y un águila dibujando en el viento. Inhalo el aire fresco y se emancipa la firmeza de la tierra que me sostiene.
                Og hringrás fyllir mig með lífinu… 


Herido, agotado, pasivo… mis días auguran la experiencia de un hombre que ha vivido.
En aquellos tiempos reí, luché, lloré.

Y hoy, tras abrir mis libros de memorias y vidas, siento cierta calma vertiginosa, cierta angustia moribunda, cierta vida enflorecida con espinas sin filo.
Enrarecida la vista, contemplante armonía, neutralidad inquieta y una retrospectiva adquirida… que me devuelve mi presente.
Aquí parado, caminando aquellas montañas… tierras desconocidas, pero no tanto luego de despertar.
                Åpne øyne belyser stiene mine. Før, nå... alltid. 


Þakka þér fyrir 
Takk 
Tack 
Tak 
Kiitos 
Gracias.
M.C.


domingo, 27 de noviembre de 2016

Pasadas las diez (2° parte)

Cuenca seca
De perdones olvidados
Por más que haya cosas que he superado
Quedan clavos en el llano…

Pienso serio
Río callado
Lloro mudo
Me enfado silenciado

Armo visiones, posibles futuros
Encuentro el presente
En los ojos cerrados

Compartí tantos momentos
Que pensar en ellos duele
Las piedras hacen el camino

Los tropiezos hacen las piedras



                                                             H. Verwhisky.

martes, 22 de diciembre de 2015

La tinta del Diablo...

No sé cómo afrontar las culpas de un pasado que no formé parte
No sé cómo lograr desaparecer miedos de un monstruo que en apariencia murió hace tiempo,
pero que el eco resuena hasta hoy...

El error ajeno me desequilibra
Y en su duda justifico este sentimiento.

Harto de provocar y lamer dolores
Me propuse curar las angustias de desconsuelos ajenos
Y si por meses esto me iluminó el camino
Por minutos me oscurece el paso

No habrá más penas ni olvidos
Y por ahora, todo esto es un derroche en pensamientos
Un futuro pleno que se erige en mi cabeza
Pero que hasta hoy, no es más que eso…

Un encuentro en palabras, que no me permite derrotar sus miedos… ya no tolero mi infierno solo, la extraño...




Traducción a pedido del autor: Horacio Verwhisky.

jueves, 28 de mayo de 2015

Aunque sea...

Sueño, deseo soñar pero me da miedo. Quiero ver si me ves, si me seguís, si te acordás.
Sueño con oírte hablar, con decirme verdades, con mirarte y callar.
Sueño contemplarte. Pero me da miedo. 
Sueño soñarte. Tal vez no quieras, o sepas que no es el momento. 
Aparecé como quieras, aunque sea verte pasar. Mirarte de lejos y saber que ahí estás. 
Saber que caminas o vivís en otro lugar. 
Volvé dos segundos, o lo que sea que mi sueño dure. Vení un destello, un minuto o una eternidad.
Quiero soñar y ver donde estás. Tratar de palpar ese mundo y despertar relajado para no volverte a soñar. 



         El menor de tus hijos.

lunes, 17 de noviembre de 2014

Entre dos mundos...

Mejor que ver, es sentir... y así, uno pasa la vida tapándose los ojos.
No ver nos libera, y pocas veces pude encontrar la simetría perfecta entre lo sentido y lo visto.

¿A quién engaño?... Hay realidades que no deben escaparse, como la de leer ¿vieron?...


H.V.

viernes, 12 de julio de 2013

Reo

Nunca pensé en agachar la cabeza en un lugar como este,  así que entre mirando el techo. Se estiraba alto, igual que mi cuello. No entendía qué pasaba, pero sí sabía que lo merecía.
A lo lejos, vislumbraba una pequeña ventana redonda que se hacía rogar, y a medida que yo avanzaba, su forma no se animaba a hacerme frente, parecía disminuírse metro a metro, como si estuviese viva. Se escondía, me dejaba. Creo que me juzgaba. Me negaba el escape.
Volví a toparme con aquel buen hombre amorfo y sin rostro que siempre se dedicó a impedirme compañia. Le gustaba verme solo, solitario. Yo lo imaginaba siempre vestido de negro. Hacía mucho que no se me cruzaba, y en el momento más indicado, me estrecho la mano. Cuando aparecía algo o alguien que me entregara tranquilidad, este muchacho, invisible, pero con voz firme, rezaba para que la unión que me dominaba, desaparezca, y vuelva, yo, a caminar entre las almas con sólo dos piernas, a observar con sólo dos ojos, a palpar con sólo dos manos dentro de cuatro paredes.
Ya viviéndo en este encierro, he vuelto a mirarme los pies. Bajé la vista del techo, y atravesé los pocos metros con las pupilas para entender que hasta este preciso minuto, siempre estuvo latente la posibilidad de volver a escuchar mis cuestionamientos, pero sin otra persona que sepa responder. Y es aterrador, porque no tengo respuestas. 
Son tantas las preguntas, que esa debió ser mi condena, la duda, mas no esta cárcel.
Se hace duro el espacio sin sonidos, sin música y sin voces.
En contrapartida, me devuelven los ruidos de puertas de metal cerrándose, u ocasionalmente, un lluvia lejana que alimenta un poco más mi imaginación. Quisiera verme en un espejo.
No hay ni un poema escrito que explique este ser. La ventana allá sigue, impoluta y no quiere crecer.
En fin. Se trata de otra aparición de la separación. Esa que divide al pensamiento, como si fuera una guillotina, y transforma el resto del cuerpo en un péndulo de carne y huesos. 
Por momentos olvido que es lo que extraño...


                                                                                                          Horacio Verwhisky.


                                                                                                               
                                                                                     

lunes, 11 de febrero de 2013

Interruptor...


Abrazo, en plena luz de la noche.
Con una voz con ojos, me miró y habló y me pidió armonía.
Y en el augurio de mi ascenso, entoné el mejor de mis graves para acompañar su romance sorpresivo. Pero sólo por un momento…

Rechazo, en plena luz del día.
Con una voz lejana apareció para frenar un entusiasmo confuso.
Pero en el augurio de mi posible caída, entoné el mayor de los agudos y resquebrajé mi garganta para romper la masa fría y convertirla en brisa y caricia arropadora. Pero sólo por un momento…

En tanto sostenga la nota, alguien abrirá las manos y desarmará el reloj de su intolerancia.

Volver sonriente a mi cara y pedirme otra canción. 

El cielo es mudo… y en su silencio, entiendo que rumbo tomar… pero sólo por un momento. 



H. Verwhisky.

lunes, 10 de septiembre de 2012

La tinta del Diablo...

10 de septiembre, Tinta VI

- Retazos de las últimas hojas...-


No llores, es solo el tiempo que viene a buscar lo que no has hecho...
Si quieres puedes verlo, si quieres puedes negarlo...
Es la cosa más simple que existe, una ilusión que se despeja...
Es como las palabras en sonido... una cosa es leerlas, otra es oírlas...
Mientras aguardas que se vaya, notarás que tus pies caminan, descienden...
Y si miras... más allá... no encontrarás más que a ti mismo, esperandote...
Tal vez sea la historia de una espera, tal vez sea la historia del que avanza... 
Tal vez seas tu, dentro de tu añoranza... Corromperte no solucionaron las cosas, la ansiedad que te mueve es la desgracia de actos inconclusos que le quitaste a quienes estaban completos... por eso te busca el tiempo. Da vuelta estas palabras, y verás que siguen hablando de ti. Envejeciéndote estarán...



Traducción a pedido del autor: Horacio Verwhisky

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